Edificación y Rehabilitación

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Bajo el convencimiento de que la obra nueva debe seguir los pasos, y mejorarlos, que va marcando la legislación marco en materia de edificación (Directiva 2010/31/UE y Directiva 2012/24/UE, relativas a la eficiencia energética en la edificación, Código Técnico de la Edificación (CTE), Reglamento de Instalaciones Térmicas de Edificios (RITE), Ley 8/2013 de rehabilitación, regeneración y renovación urbana, etc.),  es necesario igualmente atender al parque o stock de viviendas existente en España, que ha sido construido, en un alto porcentaje, bajo un marco normativo que incorporaba mínimas exigencias sobre las condiciones de aislamiento térmico, acústico, etc, y con el objetivo prioritario de satisfacer la necesidad social de vivienda que, a lo largo del tiempo, y sobre todo en las épocas de mayor desarrollo y crecimiento poblacional, ha ido requiriendo el país.

Por otro lado, existe el convencimiento de que se cuenta en la actualidad con los materiales, las metodologías, la tecnología, los conocimientos, la experiencia y los profesionales más adecuados y necesarios para lograr edificios más eficientes, que permitan disminuir la demanda energética, la dependencia de fuentes de energía no renovables y los costes para el usuario final del edificio (reducir lo que se viene a denominar como hipoteca energética del edificio).

Desde la dimensión ambiental, el sector de la edificación tiene una enorme importancia y un desconocido potencial de mejora en el impacto que genera, sobre todo en el conjunto de edificios existentes. En este sentido, sucede lo mismo con los edificios de nueva construcción, donde la incorporación de criterios bioclimáticos, el análisis del ciclo de vida (ACV) de los materiales o la utilización de recursos de origen local permite, entre otro conjunto de factores, minimizar el impacto del proceso previo a la utilización del edificio.

 

Por otro lado, la orientación y el diseño más adecuados a cada ubicación, permitirán, junto a otros aspectos como el aislamiento, la iluminación natural, el control de la ventilación o la estanqueidad, reducir la demanda energética del edificio a lo largo de su vida útil. En definitiva, definirán lo que se viene a denominar como “hipoteca energética” de la vivienda o del edificio.

En un primer paso, por tanto, los edificios deberán apostar por reducir la demanda energética, tanto en los nuevos edificios como en los ya existentes. Sin ir más lejos la Directiva 31/2010, establece como obligatorio a partir del año 2020 el concepto de “edificios de consumo de energía casi nulo, NZBE” (nearly zero energy buildings) para todo edificio europeo de nueva construcción, adelantando esta circunstancia 2 años a los edificios de tititularidad pública. Por tanto, los requisitos mínimos exigidos (en el CTE) para la obra nueva, deberán ir dirigidos a alcanzar lo antes posible el escenario planteado por la directiva 31/2010 para el año 2018-2020.

Por otro lado, se tiene el convencimiento de que los aportes energéticos de la vivienda deberán incorporar fuentes de energía renovable (fotovoltaica, solar térmica, minieólica, biomasa, geotérmica…), que minimicen al máximo la utilización de combustibles fósiles y que permitan lograr en un corto período de tiempo, un escenario energético 100% libre de fuentes de energía procedentes del petróleo en el suministro energético necesario para la edificación. En este sentido, se considera fundamental la incorporación reglamentaria de mecanismos que faciliten el consumo doméstico, como el autoconsumo con balance neto. Así mismo, los dispositivos inteligentes, como los que ofrece la domótica, o las redes inteligentes, deberán permitir adecuar el edificio a las necesidades de los usuarios en tiempo real.

La reciente aprobación del RD 235/2013, por el que se aprueba el procedimiento básico para la certificación de la eficiencia energética de los edificios, acerca los conceptos de eficiencia energética en la edificación al ciudadano, y supone una oportunidad de impulsar medidas de mejora del comportamiento energético de los edificios, desde la mejora en las instalaciones a la rehabilitación energética de los mismos. No hay que olvidar, además, la existencia de diferentes certificaciones y estándares (estándar Passivhaus, BREAAM, LEED, Verde, etc) que impulsan criterios de sostenibilidad tanto en la nueva construcción como en la rehabilitación.

En línea con la sección de urbanismo y ampliando la escala que ofrece el edificio, los procesos de regeneración urbana integrada y de rehabilitación de barrios también serán objetivo de la sección que nos ocupa, entendiendo que la componente social y la necesidad de participación ciudadana para el éxito de este tipo de actuaciones es aun más necesaria, si cabe, que la requerida para la rehabilitación de edificios de forma aislada.

iUrbana, en este sentido, también pondrá en valor actuaciones ejemplares de sectores con la capacidad de promover la mejora de la sostenibilidad de los edificios, como son las propias administraciones públicas, encargadas de legislar, los colectivos que pueden tener un importante peso en la promoción, o los profesionales directamente ligados al usuario final (administradores de fincas, comunidades de propietarios o las asociaciones de vecinos, etc.).

Por último, esta sección pretende servir de escaparate de actuaciones de referencia que han incorporado criterios de eficiencia energética, de consulta obligada para los profesionales y los usuarios de los edificios cuyo objetivo sea seguir los mismos pasos, en aras a demostrar que es posible mejorar la calidad de vida de las personas y del planeta, en su más amplio sentido, si se mejoran y se llevan a cabo actuaciones en la edificación.

 

Soluciones

El sector de la edificación y la rehabilitación, deberá conceder un mayor protagonismo a las actuaciones de mantenimiento y renovación de los edificios existentes. Para ello, deberán priorizarse, especialmente en los sectores sociales más vulnerables y en riesgo de pobreza energética.

Por otro lado, el establecimiento de un nuevo enfoque para el sector, supondrá un impulso a la generación de empleo en el sector de la construcción, uno de los más afectados por la situación actual de incertidumbre en el mercado laboral.

Igualmente, la incorporación de criterios de aislamiento energético en la envolvente del edificio permitirá reducir la demanda energética de dichos edificios, minimizando por tanto las emisiones asociadas al consumo. Así mismo, la incorporación de energías renovables en la edificación, permitirá reducir la dependencia de fuentes de energía derivadas del petróleo.

Las bases para desarrollar soluciones en el sector, deberán partir de las siguientes premisas:

  • Establecer mecanismos de financiación procedentes de diferentes actores (administraciones, empresa privada, empresa de servicios energéticos, usuario del edificio, etc.)
  • Promover actuaciones del mayor volumen posible de edificios, aprovechando economías de escala.
  • Facilitar los trámites administrativos para la concesión de ayudas públicas, tanto a propietarios particulares como a comunidades de propietarios.
  • Priorizar actuaciones en viviendas y edificaciones más vulnerables, especialmente en los sectores de población  que sufran o estén en riesgo de padecer pobreza energética.
  • Generar valor patrimonial a las actuaciones de rehabilitación, más allá de la mejora estética alcanzada.
  • Llevar a cabo los desarrollos normativos pendientes, necesarios para impulsar la rehabilitación, tales como el reglamento para la certificación energética de edificios existentes.
  • Desarrollar campañas de comunicación sobre la importancia del consumo energético de los edificios, que apoyen labores de formación y sensibilización a la ciudadanía en general sobre esta circunstancia y sobre medidas de ahorro energético.
  • Facilitar la incorporación de criterios de eficiencia energética en la rehabilitación de edificios de carácter patrimonial.
  • Revisar y actualizar las exigencias marcadas en la normativa de referencia para situarlas, de cara al año 2020, en sintonía con el objetivo europeo de edificios de consumo de energía casi nulo (Nearly Zero Energy Buildings).
  • Desarrollar campañas de formación a trabajadores del sector de la construcción para aumentar su cualificación y adaptación a las mayores exigencias de las actuaciones de rehabilitación.
  • Continuar y fomentar el desarrollo de planes de regeneración urbana integrada, de forma que se actúe a una escala mayor que la del edificio, preferiblemente, a escala de barrio.
  • Favorecer la incorporación de energías renovables a las actuaciones de rehabilitación.
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